El recorrido de un virrey de México

En 1994 se publicó un libro titulado Diario particular del camino que sigue un virrey de México. El volumen fue impulsado por el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente en colaboración con la Universidad de Oviedo. Este manuscrito, encontrado en la Biblioteca Universitaria de Oviedo, ha colaborado en la recuperación de principal ruta en el virreinato y comercio novohispanos.

La labor consistió en la transcripción del diario que realizó un joven alférez de artillería que acompañó al virrey, Marqués de las Amarillas, a Nueva España en 1756. Este joven es Diego García Panes y en su relato narra el camino desde Veracruz a México, camino que emprendían los virreyes desde que Hernán Cortes llegó a Tenochtitlán.

El relato es una fuente fidedigna para conocer el recorrido protocolario, pero también cómo eran las jornadas, los recibimientos, etcétera. Concluye con un mapa que representa el camino narrado en el diario. Es interesante ver que tras la transcripción podemos leer y observar tanto el texto como el mapa facsímiles.

Lourdes Díaz Trechuelo es quien desarrolla en las páginas precedentes al Diario quién es Diego García Panes así como su obra. En ellas explica cuál ha sido la suerte de sus escritos así como los intentos de recuperación de una obra que hasta mediados del siglo XX ha permanecido en el olvido.

La fiesta novohispana: instrumento político

Los festejos profanos sirven para consolidar relaciones sociales e intereses políticos. Un ejemplo evidente es la recepción de un virrey ya que supone la vinculación entre Nueva España y la metrópoli. Es precisamente en esta circunstancia donde podemos observar un mayor despliegue de lujo y excesos. Es un escaparate en el que podemos observar minuciosamente todas las capas de la sociedad novohispana y su papel dentro de ella. Ante semejante exhibición podemos hacernos cargo de la importancia política de estos actos.

Los festejos para conmemorar al nuevo virrey comenzaban desde su desembarco en Veracruz y culminaban en la ciudad de México. A lo largo de todo el trayecto se iba festejando de diversas maneras –corridas de toros, juegos de cañas, luminarias, etcétera- al visitante. El viaje en sí es simbólico pues representa el recorrido que hizo Hernán Cortés. La recepción terminaba con el solemne Te Deum y la toma de posesión. A ello acudían todos los cuerpos políticos de esta sociedad.

Hay un dato que me parece interesante señalar aquí, aunque sea de paso. Durante la época colonial son numerosos los conflictos entre virreyes y representantes eclesiásticos precisamente por cuestiones políticas. En estas ocasiones, precisamente la presencia o ausencia de determinados personajes refleja estas diferencias socio-políticas. No olvidemos, que la llegada de un nuevo representante de la corona conlleva ciertas esperanzas, pero también numerosos temores tanto para el clero como para los cargos políticos. Así, no es de extrañar que desde el momento de su nombramiento puedan comenzar las «simpatías» hacia el nuevo gobernante.