Sermón disfrazado

El teatro jesuítico se desarrolló bajo el lema ridentem dicere verum, es decir, deleitar y aprovechar. Este enfoque didáctico se desarrolla ya en la Edad Media mediante la literatura del exemplum. Esta literatura muestra los modelos que sirven de espejo en el cual la sociedad debe reflejarse. Obviamente, en estos espejos se proyecta aquello que en cada época se fundamenta en un ideario religioso, político y pedagógico propio.

Los jesuitas, a menudo, bajo el nombre de “sermón disfrazado”, elaboraron comedias con finalidad didáctica mediante las cuales han ido transmitiendo al público su ideario. Debemos añadir que este teatro también encuentra sus raíces en la oratoria sacra que paulatinamente fue tomando elementos dramáticos para poder llegar a un mayor público. Es evidente que estos «sermones disfrazados» son un método pedagógico, ya que las profundas verdades se transmiten de un modo asequible al público. Llamo la atención sobre la magnífica pedagogía de la que ya desde la Ratio ha presumido la Compañía de Jesús.