Sermón disfrazado

El teatro jesuítico se desarrolló bajo el lema ridentem dicere verum, es decir, deleitar y aprovechar. Este enfoque didáctico se desarrolla ya en la Edad Media mediante la literatura del exemplum. Esta literatura muestra los modelos que sirven de espejo en el cual la sociedad debe reflejarse. Obviamente, en estos espejos se proyecta aquello que en cada época se fundamenta en un ideario religioso, político y pedagógico propio.

Los jesuitas, a menudo, bajo el nombre de “sermón disfrazado”, elaboraron comedias con finalidad didáctica mediante las cuales han ido transmitiendo al público su ideario. Debemos añadir que este teatro también encuentra sus raíces en la oratoria sacra que paulatinamente fue tomando elementos dramáticos para poder llegar a un mayor público. Es evidente que estos «sermones disfrazados» son un método pedagógico, ya que las profundas verdades se transmiten de un modo asequible al público. Llamo la atención sobre la magnífica pedagogía de la que ya desde la Ratio ha presumido la Compañía de Jesús.

¿Culturas equiparables en la fiesta novohispana?

En Mesoamérica la fiesta ha sido un elemento constante en todas las culturas que la han habitado. Este dato de aparente banalidad realmente es significativo, puesto que muestra un ambiente propicio al arraigo de estas celebraciones en Nueva España. Se debe señalar que en México la gente se aficionó pronto al teatro. Y se demuestra fácilmente al comprobar que es muy breve el período que hay entre la llegada de los españoles y las primeras representaciones teatrales, pues hablamos de tan solo unos años.

En cualquier caso, siempre existe el elemento de contrapunto que debemos considerar. Sí es cierto que se produjo un mestizaje cultural con la llegada de los europeos, pero no se puede afirmar que fuera a partes iguales. Los españoles implantaron las celebraciones públicas sin apenas modificarlas. No obstante, es justo contemplar que sí se tomaron ciertos elementos indígenas para ciertas celebraciones civiles. Por ejemplo, bailes como el mitote o tocotín se introdujeron en los festejos. Sin embargo, al compararlos con el resto de los componentes de todo un festejo, lo cierto es que no poseen la relevancia suficiente para considerar estos festejos equitativos a ese respecto.

El teatro en la época de los conquistadores

Hugo Hernán Ramírez en el libro titulado Fiesta, espectáculo y teatralidad en el México de los conquistadores ahonda en la interpretación de estos conceptos. En uno de los capítulos desarrolla la actividad teatral como objeto de estudio. Menciona la teoría aristotélica sobre el concepto de teatro. En pocas palabras, se dice que Aristóteles «apunta a una exaltación de lo que hoy se consideraría una definición operativa de teatro, en la que se resalta una relación dialéctica que sólo se sostiene en la representación. Se debe atender para conseguir el efecto tanto al texto como al espectáculo». Esta idea del teatro en su representación nos lleva inevitablemente al público. Lógicamente sí debemos considerar al público en el éxito de la recepción de una obra. En relación con esto, Hernán Ramírez alude a Mukarovsky para quien el público teatral es un mediador entre el fenómeno artístico y la sociedad donde se desarrolla.

Hernán Ramírez explica muy bien el concepto de teatralidad. Nos transporta, eso sí, al México de comienzos del XVI. Dice así:

En las fiestas de la primera mitad del siglo XVI no se presenta ninguna actividad que pueda ser calificada completamente como teatro, pero lo teatral está presente aunque de forma virtual en muchas actividades.

Debemos vincular la noción de teatralidad a la evolución de las funciones del arte. Lo que señala que aquello que hoy entendemos como teatro puede que no lo fuera y al revés. En consecuencia, ¿cómo eran los primeros espectáculos teatrales en Nueva España? Representaban y organizaban estas fiestas con Europa como punto de referencia. Resulta una afirmación obvia, pero subraya la vinculación entre ambos mundos. Esto motivó la adopción consciente o inconsciente de una determinada actitud con cierta virtualidad teatral. Es decir, no eran profesionales, pero por el hecho de haber participado en las fiestas europeas conocían los mecanismos dramáticos perfectamente. “La fiesta se hacía con conciencia de teatralidad y esa conciencia se hizo manifiesta a través del espectáculo”. Es decir, los nuevos habitantes plasmaron el  modelo cultural que conocían. Sin embargo, el mundo al que llegaron también poseía su propio concepto de teatralidad. Esto motivó que fusionasen ambos conceptos dando como resultado un tipo de teatro genuinamente novohispano.